jueves, 28 de mayo de 2020

Biografía

La idea es que busquen la biografía de Francisco de Quevedo y copien en su cuaderno los aspectos que consideren más importantes. No podrá superar los 10 renglones.
Deberán subir una foto de lo copiado. No se acepta documentos en word o en otro formato que no sea imagen, porque se pretende que lean y no que hagan pegue y recorte de lo que encontraron.
Lleva una nota de 9 en oral por el hecho de cumplir lo solicitado.

EL BARROCO ESPAÑOL




   CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL DEL BARROCO

   La decadencia política y militar
   El siglo XVII fue para España un período de grave crisis política, militar, económica y social que terminó por convertir el Imperio español en una potencia de segundo rango dentro de Europa. Los llamados Austrias menores –Felipe III, Felipe IV y Carlos II– dejaron el gobierno en mano de ministros de confianza o válidos, entre los que se destacaron el duque de Lerma y el conde-duque de Olivares.
   En política exterior, el duque de Lerma, valido de Felipe III, adoptó una política pacifista y logró acabar con todos los conflictos heredados del reinado de Felipe II. Por el contrario, el conde-duque de Olivares, valido de Felipe IV, involucró de lleno a España en la guerra de los treinta años, en la que España sufrió graves derrotas militares.
   Durante la segunda mitad del siglo, Francia aprovechó con éxito la debilidad militar española y ejerció una continua presión expansionista sobre los territorios europeos regidos por Carlos II. Como consecuencia de esta presión la Corona española perdió buena parte de sus posesiones en Europa, de modo que a principios del siglo XVIII el Imperio español estaba totalmente liquidado.
   En política interior, la crisis no fue menos importante. El duque de Lerma procedió a la expulsión de los moriscos (1609), con lo que se arruinaron las tierras de regadío del litoral levantino, y permitió la generalización de la corrupción administrativa. Posteriormente, la política centralista del conde-duque de Olivares provocó numerosas sublevaciones en Cataluña, Portugal, Andalucía, Nápoles y Sicilia. La rebelión catalana fue sofocada el año 1652, mientras que la sublevación portuguesa desembocó en la independencia de ese país.
   La crisis social y económica
   En el siglo XVII España sufrió una grave crisis demográfica, consecuencia de la expulsión de casi 300.000 moriscos y de la mortalidad provocada por las continuas guerras, el hambre y la peste.
La sociedad española del siglo XVII era una sociedad escindida: la nobleza y el clero conservaron tierras y privilegios, mientras que los campesinos sufrieron en todo su rigor la crisis económica. La miseria en el campo arrasó a muchos campesinos hacia las ciudades donde esperaban mejorar su calidad de vida; pero en las ciudades se vieron abocados al ejercicio de la mendicidad cuando no directamente a la delincuencia.
El Racionalismo
El pensamiento racionalista tuvo en el siglo XVII algunas de sus figuras más destacadas: Descartes, Leibniz, Spinoza… Todos ellos descartaron la posibilidad de un saber revelado, de origen divino, y defendieron que la razón es la principal fuente de conocimiento humano. De este modo sentaron las bases del racionalismo.
En España, la influencia del racionalismo apenas se dejó sentir. En su lugar se registra una actitud de escepticismo hacia la naturaleza humana, escepticismo que conduce a una visión pesimista del mundo radicalmente opuesta al optimismo renacentista.


  Concepto de Barroco:
Caravaggio: La cena de Emaús (1606).
   La palabra barroco (derivada del portugués barroco, que significa “perla irregular”) empezó a aplicarse en el dominio de la arquitectura para designar un estilo caracterizado por la complicación de las formas, la irregularidad de las líneas y el juego con la visión espacial. De aquí pasó a aplicarse en otros ámbitos artísticos, como la escultura, la pintura, la música y la literatura. En todos los casos se alude a una ruptura del equilibrio, que había sido el ideal del Renacimiento.
E   n los últimos tiempos se ha considerado al Barroco también como una estructura histórica y hasta como una actitud ideológica.
   Caracteres generales del Barroco:

   q Búsqueda de lo nuevo o extraordinario, para excitar la sensibilidad y la inteligencia y provocar la admiración;
   q Sustitución de las normas clásicas por la apreciación del individuo o el capricho personal;
   q Exageración, gusto por lo desmesurado e hiperbólico, tendencia a superar todo límite;
   q Concepción dinámica de la vida y el arte, contorsión en los gestos, rapidez y retorcimiento en el estilo;
   q Gusto por la oposición de elementos extremos;
   q subordinación del conjunto a un motivo central;
   q Artificiosidad, complicación, arte difícil, para minorías; superabundancia de adornos;
   q Visión unilateral de la realidad: deformación expresionista e idealización desorbitada. Desequilibrio.

   Temas

   -El sueño, que a veces pasa a ser símbolo de la vida, en un sentimiento desrealizador de las vivencias.
   -La muerte. Es unida a la vida, la que es vista como un ir hacia la muerte, o como un continuo morir.
   -El tiempo y su fugacidad, la caducidad de los seres y las cosas.
   -La brevedad de las cosas plantea el contraste entre la apariencia momentánea y la esencia.
   -La desilusión ante el mundo de las apariencias.
   -La oposición “verdad-mentira”, que muestra un mundo engañoso, dual, donde se oponen apariencia y realidad.
   -El desengaño.
   -Las ruinas, se vuelven testimonio del paso del tiempo, de la fragilidad de las cosas y es motivo de reflexión.
   -El motivo del reloj  como representación de la preocupación por el tiempo.
   -El motivo de la flor como símbolo de la brevedad.

IDEAL ARTÍSTICO DEL BARROCO
Pozzo: Apoteosis de Hércules (1704-1708)
   Frente al clasicismo renacentista, el Barroco valoró la libertad absoluta para crear y distorsionar las formas, la condensación conceptual y la complejidad en la expresión. Todo ello tenía como finalidad asombrar o maravillar al lector.
   EN LA LITERATURA, DOS CORRIENTES ESTILÍSTICAS EJEMPLIFICAN ESTOS CARACTERES EN ESPAÑA: el CULTERANISMO y el CONCEPTISMO. Ambas son, en realidad, dos facetas del estilo barroco que comparten un mismo propósito: crear complicación y artificio.

   EL CULTERANISMO
   El culteranismo, representado por Luis de Góngora (1561-1627), se preocupa, sobre todo, por la expresión. Sus caracteres más sobresalientes son la latinización del lenguaje y el empleo intensivo de metáforas e imágenes:
   q La latinización del lenguaje se logra fundamentalmente mediante el uso intensivo del hipérbaton y el gusto por incluir cultismos y neologismos, como, por ejemplo, fulgor, candor, armonía, palestra. También como procedimiento culto cabe citar las alusiones a la mitología, mediante las cuales la poesía se sitúa en un mundo  bellamente irreal y se ennoblece con el prestigio de la antigüedad clásica.
   q La metáfora es la base de la poesía culterana. El encadenamiento de metáforas o series de imágenes tiene el objetivo de huir de la realidad cotidiana para instalarnos en el universo artificial e idealizado de la poesía.
   q La atención del poeta culterano se concentra en la exaltación de la belleza sensorial –el color, la luz, el sonido…– y en la creación de un exquisito lenguaje poético. Por ello el asunto o tema sea lo de menos y llegue a desaparecer tras el exceso de ornamentos. Por ello el poema queda reducido a una brillante sucesión de imágenes, expuestas en un estilo afectado y difícil (véase el fragmento del poema de Góngora).

   EL CONCEPTISMO
   Su teórico y definidor fue Baltasar Gracián (1601-1658), quien en Agudeza y arte de ingenio definió el concepto como “aquel acto del entendimiento, que exprime las correspondencias que se hallan entre los objetos”. Para conseguir este fin, los autores conceptistas se valieron de recursos, tales como la paradoja, la paronomasia, el contraste o la elipsis. También emplearon con frecuencia la dilogía, recurso que consiste en emplear una palabra con dos posibles significados. Ejemplo: “Este es soldado, así lo estuviera en las costumbres: no anduviera tan rota la conciencia.” (Soldado es el “militar”, pero también el participio del verbo “soldar”).
   Los efectos más llamativos del conceptismo se consiguen, no obstante, por medio de la acumulación de chistes conceptuosos.
    Si las metáforas son el recurso capital del culteranismo, la base del conceptismo se halla, pues, en las asociaciones ingeniosas de ideas o palabras (“conceptos”). Al culteranismo le interesa ante todo la belleza de la imagen y la expresión refinada; al conceptismo, la “sutileza del pensar” y la agudeza del decir. Por eso, el estilo culterano se manifiesta a menudo en la poesía y el conceptismo en la prosa.
A diferencia del culteranismo, el conceptista prefiere valerse de un lenguaje habitual y retorcerlo artificiosamente creando palabras nuevas, prestándoles a estas significados arbitrarios o violentando la sintaxis.
   Típico del conceptismo es también el laconismo o brevedad de la frase, ya que la eficacia del “concepto” –como la de la ocurrencia ingeniosa– depende en gran parte de su rápida expresión.
   En cuanto a los temas mitológicos, el conceptismo o bien los utiliza excepcionalmente con fines paródicos o alegóricos.

Renacimiento


EL RENACIMIENTO ESPAÑOL

   Finalizada la Edad Media, comienza en España el denominado “Siglo de Oro”, el que abarca la dilatada época que se extiende desde principios del siglo XVI hasta fines del siglo XVII. Este período, de manera esquemática, puede dividirse en dos, correspondientes a los mencionados siglos: el Renacimiento y el Barroco.
   Para comprender la esencia del Barroco y su significado en la evolución de la literatura española es necesario tener presentes algunas de las características del Clasicismo Renacentista que se prolonga en España a lo largo del siglo XVI, como por ejemplo:

   1. La exaltación de las facultades humanas (razón, sentimientos, instintos);
   2. La valoración de la vida terrena por encima de la sobrenatural;
   3. El afán de conocimiento científico;
   4. La valoración de la naturaleza en la vida y el arte;
   5. La influencia de la antigüedad greco-latina, tomada como modelo de perfección.

   El Renacimiento español presentó características que le dieron un perfil propio. Su carácter esencial es la perfecta unión de nuevas corrientes europeas con la tradición nacional, o sea, lo medieval con lo renacentista. Si bien en otras partes –Francia, Italia–, el Renacimiento supone una ruptura con la Edad Media, en España ambos elementos se mezclan, o coexisten asegurando la continuidad de ese dualismo que es típico de la literatura española, y que se caracteriza por:

   q Lo tradicional y lo religioso junto al humanismo pagano de la época.
   q Popularismo y cultismo.
   q Persistencia de lo local frente a lo universal europeo.
   q Realismo e idealismo.
   q Finalidad ética al lado de un afán de logros estéticos.
   q Libertad de expresión y preocupación por el estilo.
   q Admiración por los clásicos y sentido de independencia estética.

La Mona Lisa


   De los rasgos típicos del Renacimiento –la exaltación del mundo y del hombre y el conocimiento y admiración de la antigüedad clásica–, el Barroco sustituye, como se verá a continuación, al primero por una radical desvalorización de la vida presente y de la naturaleza humana; en cuanto al segundo, la cultura grecolatina sigue siendo admirada, pero sus principios estéticos –armonía, sencillez, ponderación– ceden el paso a un criterio completamente distinto.


Algunos principios estéticos del Renacimiento:

   q Las obras de arte no deben tener una finalidad didáctica o moralizadora, es decir, se conciben las creaciones artísticas como obras de arte;
   q Naturalidad en la expresión;
   q Selección y claridad en el vocabulario;
   q Equilibro y armonía en las composiciones: se busca una expresión morosa, con frecuentes enumeraciones y desdoblamientos de términos sinónimos y abundantes paralelismos; el epíteto adquiere un valor estilístico de primer orden; el hipérbaton se sigue empleando, pero pierde la violencia que tenía en los autores del siglo XV y se convierte en algo natural.



jueves, 14 de mayo de 2020

Armado del análisis completo

Se subió el análisis del "Romance del Prisionero" pero en realidad no está completo porque aspectos e informaciones que se dieron con anterioridad forman parte de él.
La tarea consiste en armar el análisis pero completándolo, además deberán deberán ponerlo en sus palabras y quitar definiciones, ya que se explican en que consisten los recursos para recordárselos a ustedes.
Por ej., si dice"Se emplea una  metáfora  sobre una mariposa. Metáfora es una figura retórica donde se sustituye una palabra por otra teniendo en cuenta una analogía o similitud". No va la definición, solo el primer enunciado.
Deben resumir también el contenido, hay algunas cosas que se pueden omitir. Además, deben quitar los subtítulos y armar un análisis  de corrido, aunque respetando los párrafos.

Deberán agregarle al comienzo del análisis el contexto histórico, algún dato de la época, lo que aparece en el primer material que subí en esta carpeta (no más de 5 renglones).
 

Análisis del "Romance del Prisionero"


Características generales y tema
   Este es un romance típicamente lírico, donde la anécdota es mínima, porque no se cuenta una historia ni surgen los diálogos típicos del Romancero.
   En él predomina la emoción del juglar que a su vez parece ser el personaje de una historia con un sentir particular.
   El carácter del romance es elegíaco. La Elegía es una composición poética que se caracteriza por la expresión de dolor y melancolía. Hay una atmósfera de muerte interior en él, una sensación de pérdida y dolor, más allá de los límites de una prisión física.
   Los cantos que exaltaban el amor (“canciones de Mayo” - primavera en el hemisferio Norte) y las quejas de los prisioneros dan origen a este romance.
   Es evidente, entonces, que el tema del romance es la soledad. Una soledad no sólo física sino mental y espiritual. Alguien que se siente por fuera de este mundo, condenado a la marginación y al desamparo. Y aun cuando hay una “avecilla” que sirve de nexo entre un mundo y otro, siempre hay una injusticia que condena al hombre al más absoluto aislamiento.
   La voz del yo lírico coincide con la del personaje central: un desconocido prisionero que lamenta la libertad perdida.

Estructura externa e interna
   En cuanto a la estructura externa, tenemos que tener presente la definición misma de Romance.  En un primer momento se llamó “romance” a la lengua vulgar, en oposición al latín. Luego, la palabra se utilizó para designar a una forma poética en ese tipo de lenguaje. Esta forma tenía la particularidad de ser composiciones breves en principio de dieciséis sílabas, orales, con rima asonante, y cuyo principio era abrupto y su final trunco. Normalmente eran composiciones épico-líricas. Una vez que estos versos fueron recogidos por la escritura, se prefirió el octosílabo, y por lo tanto las rimas quedaron sólo en los versos pares.
   En cuanto a la estructura interna, podríamos encontrar tres partes:
   a-por un lado el mundo extramuros, en donde se presenta el mundo exterior a la prisión en una estación propicia a la renovación y sobre todo al amor. Se da en los primeros ocho versos.
   b-  por el otro, el mundo intramuros, una antítesis de lo anterior al  estar imposibilitado el prisionero de gozar de esa primavera. Se da en los siguientes seis versos.
   c- por último, la conclusión, la ruptura de la conexión con esos mundos y como consecuencia el aislamiento. Son los dos últimos versos.

Mundo exterior o “extramuros”

   Se inicia de forma abrupta, a tal punto que el autor introduce en el primer verso las palabras del prisionero puestas en discurso directo, sin decir quien las pronuncia.
   En el comienzo se hace una descripción detallada el mundo exterior a la cárcel. No sabemos quién habla, ni sabemos por qué necesita expresarse. De ello nos daremos cuento en la mitad del poema.
El carácter lírico de la composición está dado por un recurso habitual en los romances que es la repetición, en este caso: “Qué por mayo, era por mayo”.
   Esta reiteración tiene múltiples fines. En primer lugar le da al romance una musicalidad particular.  En segundo lugar nos ubica en un tiempo especial: la primavera, la estación del año dedicada a lo amoroso, a la creación, a la belleza que la naturaleza regala. En tercer lugar, la reiteración también es un recurso mnemotécnico, muy utilizado en las composiciones orales. Y por último, y tal vez lo más importante, nos acentúa el dolor del prisionero. A mitad del poema veremos que esa repetición no es más que una constatación dolorosa de su condición marginal. Cada repetición de la palabra “mayo” es una puñalada en su recuerdo, una certeza de sentirse fuera de ese mundo maravilloso y “divino” al que ya no puede pertenecer.
   La descripción del paisaje es con un tono melancólico que recuerda la agonía de lo que se perdió, de lo que ya no es para este yo lírico. Es el mundo de los recuerdos y es a través de la memoria que se construye este cuadro de extramuros.
  El tiempo verbal del recuerdo es por excelencia el pretérito imperfecto: ERA. Eso demuestra que mayo pertenecía a una vida que él perdió.
   Estamos en la Edad Media, en el siglo XV.  España pertenece al hemisferio Norte y cuando  es mayo está en plena primavera, es el mes anterior a junio (donde en Europa comienza el verano).
Aquí no se trata del inicio de la primavera (21 de marzo), sino del tiempo de mayor esplendor de la naturaleza.
   Así que el yo lírico  se refiere en primer lugar al universo, que cíclicamente, cada año, deja de estar cubierto de frío y nieve y permite que con el calor la vida se reproduzca.
   Inmediatamente pasa a los seres vivos, de los cuales menciona en primer lugar a los más emblemáticos del reino vegetal: los trigos y las flores.
   El trigo, cuando encaña , muestra brotes verdes: empieza a crecer lo que se ha sembrado y se  cubren  los campos de color verde. Es una promesa de que la cosecha será buena: habrá trigo, habrá pan, abundancia, comida.
   Por todas partes se ven también flores silvestres. Es un estallido de color, aromas, sensaciones táctiles y visuales. El poema realiza una ENUMERACIÓN de los elementos más significativos de la primavera.
   Es la anáfora (repetición al principio del verso) “cuando” en el segundo, tercero,  quinto y séptimo verso, lo que le da al poema el tono elegíaco. Vuelve siempre al adverbio no sólo creando la sensación de musicalidad, sino también de desgarro, cada “cuando” confirma la exclusión de su persona, y la angustia de no poder ser en ese mundo.
   Si el primer verso nos daba una ubicación temporal, el segundo nos completa esa imagen con una sensación térmica: el calor. Sugestivamente nos introduce en una atmósfera cálida, que recuerda la compañía, el afecto, la calidez humana que el yo no tiene. También nos recuerda lo vital para el hombre y la naturaleza. El calor que proviene del sol; símbolo de lo masculino, necesario para cualquier proceso biológico, natural.
   El recuerdo se vivifica a través del verbo “hace” en presente. Así el prisionero es aún más miserable, porque el mundo exterior está presente en él, pero él no puede parte de lo que sólo es añoranza. La primavera es la estación del amor, de lo nuevo, del alumbramiento, de la creación, del amor. De todo esto el prisionero no puede ser parte. Sólo le queda la condena de recordarlo.
    La naturaleza en su esplendor reafirma lo natural, lo esperable y la lógica de un mundo en el que él no puede ser parte.
   El paralelismo sinonímico (cuando se utilizan dos sentencias que repiten la misma estructura gramatical, y son entre sí sinónimas) - “cuando los trigos se encañan/ y están los campos en flor” - ayudan a reafirmar que el estado natural es el amor, es la procreación, la regeneración de la vida. En este caso el mundo vegetal, los trigos, que tienen el color del oro, naturalmente, y simbolizan la belleza visual que la naturaleza brinda al hombre. Es el oro natural que alimenta. A esos trigos les corresponden “los campos en flor”, imagen cargada de nuevos colores y nuevos olores. Así la figura se va enriqueciendo en esa correspondencia entre los trigos y el campo.
   La ENUMERACIÓN va cobrando cada vez más intensidad. Del mundo vegetal pasa a recordar el mundo animal, pero no cualquier ejemplar, sino los pájaros, símbolo por excelencia de libertad.
   UN SÍMBOLO es un elemento visual que representa una idea o concepto abstracto y que cualquier persona es capaz de reconocer si pertenece a esa cultura. La flor es símbolo de belleza, la espiga de trigo es símbolo de fertilidad, el pájaro es símbolo de libertad.
   Los pájaros cantan. Este hombre, aunque es un prisionero, conoce el canto de los pájaros. Sabe que la calandria es un ave que canta muy bien  y tiene una gran capacidad de imitar a otras aves. El ruiseñor asimismo es conocido en múltiples mitos como el ave que mejor canta, siendo capaz de hacerlo incluso de noche. También en la Edad Media era símbolo de la poesía y de los poetas que cantaban por amor.
   Uno de los pájaros llama, el otro responde. Por eso es lo obvio. Eso es lo que la primavera provoca. Ese amor entre las aves.
   Si la primera imagen (el calor) era térmica y táctil, la segunda visual y olfativa, la tercera es auditiva. Casi todos los sentidos del hombres están despiertos para saborear la primavera que no se le niega al hombre, exceptuando al prisionero.
   El juego erótico de las aves, la danza amorosa para la procreación, para la concepción de la vida, culmina en la expresión “cuando los enamorados/ van a servir al amor”. Estos versos curiosos son interesantes, dado que los enamorados también son esclavos porque sólo pueden servir a su condición de enamorados, y por lo tanto al amor. Pero esta es una esclavitud placentera, en el mejor de los casos, una prisión agradable porque en ella está la compañía del ser amado.
   Es interesante reparar el orden, en este romance, que utiliza el juglar para ir formando su retrato recordado. Este orden no es otro que el de la Creación bíblica. Primero la luz, luego la vegetación, después los animales, y por último el hombre, y por supuesto, el hombre enamorado, ya que para la concepción cristiana, el amor es lo que hace mover al mundo. Lo que el prisionero recuerda no es más que la Creación divina, y por lo tanto de lo que él no es parte es de la gracia de Dios. O al menos así se siente. La prisión, entonces, adquiere una dimensión distinta. Más allá de los muros, lo terrible, lo irreconciliable, es sentirse despreciado, alejado de la gracia, el regalo divino que Dios le hizo a los hombres, dentro de la cosmovisión cristiana.
   Lo normal, lo lógico, lo divino es lo esperable, la excepción es el prisionero. Eso es lo que está contra natura.
   La enumeración va IN CRESCENDO hasta que por fin llega al ser humano, pero no un ser humano en cualquier situación sino en una condición muy especial: enamorado. Los enamorados son el punto más perfecto de ese universo descrito como perfecto en primavera. Al usar el verbo "servir" da la impresión de que estuvieran al servicio de un dios, el Amor.
   Ello nos recuerda la mitología griega, donde se veneraba a dos dioses vinculados al Amor: Venus por un lado (llamada también Afrodita), y su hijo Eros o Cupido.
   La primavera es el tiempo de la reproducción y del triunfo de la fertilidad: el ser humano pertenece a ese mundo que anhela sobrevivir a través de los siglos y a la vez desea renovarse.

Mundo intramuros
   En contraste con el mundo recordado está el mundo real, el vivido por el yo lírico que recién aparece explícitamente: “sino yo, triste, cuitado”. Es la conjunción adversativa la que contrapone los mundos. A partir de la palabra sino (que funciona para crear una gran antítesis entre la primera parte del poema y la segunda parte), el texto cambia completamente.
   Al mundo de la belleza divina, se opone la oscuridad, angustia, silencio del prisionero. Al movimiento vertiginoso de la vida, se opone la quietud de la monotonía.
   Mientras los versos anteriores tenían un ritmo musical y continuado, ahora aparecen las cesuras (las pausas en el verso a través de las comas) que enlentecen el ritmo, lo hacen cansino, y sugieren la quietud y la angustia no sólo desde su contenido, sino también desde su forma.  El yo expresa la obviedad de la tristeza, y por lo tanto nos sugiere su condición de prisionero. Pero aparece la palabra “cuitado” que no sólo refiere a un cuerpo apocado, destruido, sino también a una condición del alma, que se traduce en ese cuerpo. El prisionero le encantaría disfrutar como todo el resto de los hombres, de la esclavitud del amor, sin embargo se encuentra en la situación exactamente contraria. La palabra “cuitado” según la RAE, también significa “apocado, de poca resolución”, esto hace pensar que tal vez la prisión de este yo lírico no sea necesariamente física, sino una condición del alma. No tiene resolución para enfrentarse a la vida, y eso se representa en un mundo “intramuros”. Por lo tanto es su impedimento de vivir, su voluntad, lo que lo mantiene en esta prisión, aún cuando la describa como prisión custodiada por un ballestero.
   El yo “que vive en esta prisión” por primera vez nos deja claro dónde sucede realmente la acción. No importa si la prisión es física o no. Así la siente el prisionero, y el verbo “vivir” implica no poder salir de ella. Su condición habitual es la prisión. Es lo que conoce y lo que espera.
   Un nuevo paralelismo “que no sé cuando es de día/ ni cuando las noches son”, en este caso antitético, ya que día y noche son términos opuestos, confirma lo que el yo siente: el tiempo en esta prisión es eterno. No pasa, porque no pasa nada, porque no hay un hecho que marque ese pasaje.  Excepto la “avecilla” y por eso que su aparición en los siguientes versos tomará una relevancia mayor.
   Es interesante destacar que la palabra “día” está en singular, mientras que “noches” en plural, lo que nos presenta una eterna oscuridad en la que el prisionero vive. No sabemos, o no nos lo dice el prisionero la razón de su encierro. Tampoco importa. Lo terrible es su condición de estar en tinieblas. Recordemos que la nostalgia del prisionero tenía relación con la gracia divina, así que el estar en tinieblas también es una condición espiritual.
  La tercera ave que aparece en el romance es la “avecilla”. El prisionero, un hombre que sabe de pájaros (pues nos ha hablado de calandrias y ruiseñores) no parece saber de qué especie se trata, Pero el diminutivo -ILLA muestra la dulzura que le inspira. Le devuelve el sentido del paso del tiempo, que le estaba vedada por estar sumido en la oscuridad.
   El avecilla pasa a ser amada como algo propio del prisionero, pues le recuerda el alba y la esperanza. De ahí que use el posesivo matómela: como si el ave le perteneciera y fuera su amiga.
Pero todo ello fue efímero, pues de un momento para otro, el canto se suspendió.
  
La relación con el ave es la única relación con un ser vivo que él sostiene, por lo tanto tiene con ella una intimidad que no podrá tener con ningún otro ser humano.


Conclusión
   Al decir “Matómela”, utilizando el pronombre personal “me”, él considera que es suya, la siente como propia. Incluso esta ave, que no es un ser humano, tiene mayor afecto y consideración que el hombre, el “ballestero” que la mata sin saber lo que este animal significa para él. La mata con la indiferencia del cazador, por diversión.
   Esta muerte contrasta el canto con el silencio. Ahora ya no sólo quedará en la oscuridad sino también en el silencio y por lo tanto esta es la muerte de la esperanza.
   El poema termina con una IMPRECACIÓN O MALDICIÓN. Por fin aparece una referencia a Dios en el poema. El prisionero jamás reza, pero sí  se invoca a Dios que funciona como agente de venganza.
   El preso desea que algo terrible le suceda al ballestero: "mal galardón", significa mal premio, castigo.
   Y el prisionero queda nuevamente en soledad, sino el ave y sin la humanidad que significa reconocer el día y la noche y estar en contacto con otros seres vivos.


viernes, 8 de mayo de 2020

Romance del prisionero


Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
dele Dios mal galardón.
Anónimo

viernes, 1 de mayo de 2020

Actividad Romance


Leer el siguiente romance:

ROMANCE DEL CONDE OLINOS
Madrugaba el conde Olinos
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar. 

Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar;
las aves que iban volando
se paraban a escuchar:
Bebe, mi caballo, bebe,
Dios te me libre del mal:
de los vientos de la tierra
y de las furias del mar.

De altas torres del palacio,
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirena de la mar.

-No es la sirenita, madre,
que ésta tiene otro cantar;
es la voz del conde Olinos
que por mis amores va.

-Si es la voz del conde Olinos,
yo le mandaré matar,
que para casar contigo,
le falta sangre real.

Guardias mandaba la reina
al conde Olinos buscar:
que le maten a lanzadas
y echen su cuerpo a la mar.

La infantina, con gran pena,
no cesaba de llorar;
él murió a la medianoche
y ella a los gallos cantar.


Comprensión Lectora

1-Responde:
a-¿Cuándo ocurre lo que cuenta el romance?
b-¿Quién canta el hermoso cantar?
c-¿Qué hacía el caballo mientras el conde cantaba?
d-¿Quién creía la reina que cantaba?
e-¿De quién estaba enamorado el conde Olinos?
f-¿Por qué no quiere la reina que se case su hija con el conde?
g-¿Qué orden da la reina a su guardia?
h-¿Cómo termina el romance?

Aspectos relacionados al Romancero

2-¿De qué composiciones surgieron los primeros romances?
3-¿Para qué se componían originalmente los Romances?
4-¿A qué género corresponde el romance anterior?
5-¿Qué procedimientos literarios propios del Romancero son empleados?

6-De acuerdo a su tema, ¿dentro de qué tipo de Romance lo clasificarías?

No se olviden de redactar las respuestas y responder específicamente lo preguntado.